Una vez más, haciendo uso de las placas de titanio, hizo un regalo a este paisaje agrícola y natural. Resulta fácil interpretar las intenciones del artista, aún no teniendo muchos conocimientos sobre el tema. La placa roja que simboliza el color del vino, la dorada que representa el tono de la malla de la botella, así como el plateado que imita el del capuchón, junto con la piedra, forman un todo que ciertamente podría parecer una de las numerosísimas plantas de vid del entorno.
La vista del pueblo, desde los ventanales del hotel rodeado de viñedos, añade una sensación de sosiego y tranquilidad.
Las instalaciones del hotel, dotadas de los medios más modernos y confortables, hacen que la estancia se convierta en un auténtico lujo.
Desde los amplios baños de granito, hasta la cafetería integrada en el recinto de la biblioteca, nos despiertan la envidia hacia aquellos que pueden disfrutarlo con frecuencia.
El Spa Caudalie que funciona dentro del hotel, con tratamientos basados en la esencia de la uva, también nos convence de la posibilidad de poder arreglar nuestras cargas de estres y nuestras deficiencias estéticas.
La visita a las bodegas, nos ofrece una visión muy completa de la elaboración del vino.
Iniciando el recorrido por las instalaciones más modernas, se va retrocediendo en cuanto al uso de los medios y espacios...
Para llegar finalmente a LA CATEDRAL. Aquí, están guardados vinos desde 1862. Estas botellas, sólo se ofrecen a personajes muy importantes. Parece ser que una de estas botellas de 1929, año de su nacimiento, fue la que decidió que el propio Gehry aceptase realizar el proyecto.
Para abrir una de estas, hay que degollarla en vez de descorcharla, para evitar que el polvo y otras partículas puedan colarse en el vino. El proceso de degüello consiste en cortar el cuello con una tenaza que tras calentarla al rojo vivo, se enfría bruscamente.
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